“Llévelo, llévelo, el maletín médico para el doctor o la enfermera.” Si se vendiera en los vagones del Metro, así se anunciaría el producto de una empresa de juguetes que ofrece “alegría” a quienes los compran. El producto no es ninguna novedad, como tampoco es original el prejuicio que lleva en el empaque que indica que el hombre que lo compre jugará a ser doctor y la mujer a la enfermera, asignación de roles que a fuerza de repetirse termina por sonarnos natural, no así la idea del hombre enfermero y la mujer doctora.La fórmula se repite constantemente en la radio y televisión. ¿O alguien ha visto a un hombre que baile de emoción después de abrir el líquido para trapear los pisos? Yo no. Las mariposas y el ambiente festivo sólo aparecen para las mujeres pues los hombres usualmente están ausentes o aparecen encantados – después de ver la casa reluciente de limpia – para bailar con la mujer. La excepción – que no lo es tanto – es un anuncio en el que un par de niños, varones, tiene que lavar unos platos luego de ser castigados.
Hace un tiempo el Instituto Nacional de las Mujeres abrió un observatorio en el que es posible denunciar la publicidad que resulta discriminadora. ¿Habrá cambiado esta tendencia o la seguiremos viendo con la misma intensidad un año más? Como siempre, ustedes tienen la palabra.
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